Cada año las fiestas patronales se celebran el último domingo de abril y el segundo domingo de agosto, en honor de la Virgen de la Cabeza. En estas fiestas destacan los “diablillos”. Son dos o tres jóvenes disfrazados con caretas y vestimentas hechas con tirillas de telas de colores.

En el siglo XIX el profesor Federico Odoriz narra que eran nombrados `por el alcalde o los mayordomos. “Levitan a los estandartes, se visten de arlequín con caretas, saltan, corren, pegan, bailan, atropellan, y sobre todo, piden. Un espectador da dinero porque peguen a otro hasta hacerlo huir y este suele dar mas porque peguen al primero. No respetan a nadie, y tienen libertad para todo, pues la costumbre es no enfadarse, a pesar de lo cual suele haber bastantes disgustos”.



Estos diablillos pertenecen a la tribu de los demonios fustigadores que se dan en diferentes pueblos de Granada, con el denominador común de haber sido pueblos pastoriles. En Baza, en Orce, hasta en la misma Guadix, existía la figura del demonio fustigador, llamado el Cascamorras. Como se aprecia, «el demonio recaudador» posee un rancio abolengo festivo y es capaz de las más variopintas transformaciones, con tal de seguir siendo el amo de la calle ciertos días al año.
Las personas mayores de Capileira relatan que los diablillos se escogían entre la gente más pobre del pueblo, de ahí su ropa con harapos, y que el dinero que recaudaban con sus bromas era para su sustento.
Sea como sea, hoy día los jóvenes que quieren ser los diablillos se apuntan en el ayuntamiento cada año y colorean las fiestas con sus travesuras desmedidas, y su escandaloso jolgorio.
Fuentes:
- Miguel Estévez Callejón “Capileira del Poqueira
- Demetrio E. Bisset Martín: “El entierro del Análisis de las Fiestas de Granada”